Por: Virgilio Gautreaux P.
Virgilio Gautreaux P. |
Las desigualdades sociales en aumento, combinadas con el crecimiento compulsivo de barriadas miserables, así como la percepción generalizada de impunidad frente a los grandes delitos de cuello blanco y desfalcos de los fondos públicos, son los “combustibles” que alimentan las acciones delictivas en todo el territorio nacional.
La penetración global de la televisión por cable y parábola, el internet, así como el efecto demostración de exitosos y opulentos jóvenes atletas, músicos y artistas, ejerce un efecto demostración sobre centenares de miles de adolescentes que aspiran llegar a esos niveles, pero su condición social y niveles educativos, se lo impide. En adición, muchos de ellos tampoco quieren “fajarse”. Películas donde permanentemente se presentan como héroes bandidos y peligrosos criminales, también aporta su cuota.
Otro elemento relevante es que muchos de los delincuentes-actuando como el mejor de los Economistas-hacen un cálculo COSTO-BENEFICIO, al momento de realizar sus fechorías.
Si perciben que no serán duramente castigados, seguirán en sus andanzas, a la vez que se irán involucrando en hechos cada vez más violentos. Una justicia laxa y permisiva, junto a ciertas facilidades dentro de las cárceles, provocan que se diluyan los temores de los castigos al ser detenidos. Una batería de abogados, familiares, cónyuges y amigos cómplices, sale inmediatamente en apoyo de los delincuentes, reforzando sus ideas de que saldrán impunes de sus delitos, sin importar su gravedad.
La población dominicana asume grandes costos desviando recursos para protegerse de la delincuencia y la criminalidad. Montos millonarios destina el Estado Dominicano para mantener grandes contingentes policiales, solventar el poder judicial y decenas de cárceles atiborradas de antisociales. Hospitales y policlínicas en todo el territorio nacional, reciben de manera permanente víctimas de los asaltantes o heridos en los combates que escenifican los integrantes de bandas rivales.
Muchas provincias violentas están pasando a una especie de “lista negra”. Lo mismo pasa con centenares de barriadas a nivel nacional, las cuales las personas evitan transitar, incluso de día. Los negocios de estos lugares, ver mermar sus ventas, pues pocos se atreven a salir desde que anochece.

El resultado de todo este entramado, es lo que el sociólogo polaco ZYGMUNT BAUMAN llama “sociedad líquida”, es decir, que no mantiene por mucho tiempo la misma forma, definiendo nuestras vidas en un ambiente precario y de incertidumbre permanente.
Se pasa de una sociedad e instituciones “sólidas”, a un ambiente flexible y voluble, donde las estructuras sociales ya no perduran en el tiempo para solidificarse y no sirven de marco de referencia para la acción humana. Por eso percibimos que demasiadas reformas y leyes nuevas, en lugar de mejorar “el viejo orden”, lo han empeorado. Muchos creen que hoy es más fácil salir de la cárcel, que entrar a ella.

Yorik Piña de manera brillante ha trazado pautas que deben implementarse. Las causas y consecuencias de la delincuencia, las sabemos todos. Lo importante ahora, es plantear cómo prevenirla desde la niñez, pasando por los adolescentes y adultos. Nuestras escuelas, iglesias, clubes, partidos y otras formas de organización de la sociedad barahonera, tienen que asumir este reto.
Nota del autor:
BARAHONER@S, SUROESTAN@S Y AMIG@S:
La delincuencia es la principal epidemia que padecemos los dominicanos.
La delincuencia es la principal epidemia que padecemos los dominicanos.
Las fallas estructurales de la LEY y el ORDEN, son un estímulo a crimen organizado y desorganizado.
La pobreza, la marginalidad y la falta de oportunidades de centenares de miles de adolescentes, alimentan las pandillas juveniles.
La impunidad de los delincuentes de cuello blanco, los privilegiados y los corruptos que se embolsillan anualmente miles de millones de pesos del presupuesto nacional, estimula la delincuencia.
El abandono de decenas de provincias a su suerte-especialmente las más pobres-las mantiene sepultadas bajo el terror delincuencial cada vez que llega la noche.
Estamos hipotecando emocionalmente las futuras generaciones. Estamos sembrando un porvenir escabroso a nuestros descendientes.
Ya hay "listas negras" de provincias que nadie quiere visitar por temor a que l@ asalten. Todavía tenemos tiempo de iniciar una "revolución moral".
Empecemos por las escuelas. Démosle dinero, apoyo y respaldo a la capacitación y la implementación de las necesarias reformas consensuadas que necesitamos.
---------------------------------------------------------------------------------
Si es de su interés contribuir con la Fundación Amigos Del Mundo Inc. en la labor de reeducación para adolescentes En Conflicto Con La Ley Penal y para el Programa De Prevención Del Delito Y Las Drogas.
Visita el Canal Virtual de la Fundación Amigos Del Mundo Inc en