Esta comunicación la envía Justo Manuel Luperón a Yorik Rafael Piña, Presidente de la Fundación Amigos Del Mundo Inc. y director de este blog, en relación a las diferencias de pensamiento y de actitudes de los hermanos de Barahona que residen en New York.

Creemos que con un poco de esfuerzo pueden sanearse las diferencias. Total, todos andan buscando lo mismo: Luchar por un Barahona mejor! Que Dios les acompañe a todos y puedan sentarse en la mesa del dialogo, a sabiendas que, como expresábamos en el artículo de ayer: CADA CABEZA ES UN MUNDO.

Transcribimos, a continuación, el cuerpo del mensaje:
Justo M. Luperón (Frank Adolfo)

Querido hermano: Yorik Piña.
 
Podrás imaginar cuanto he sufrido desde que, !por fin!, decidí trabajar, nuevamente con mis compueblanos.  

No es que esté acostumbrado a desarrollar cierto tipo de actividad entre literatos, poetas, artistas; en fin, gentes de un nivel espiritual que me han aportado una paz extraordinaria.  Igual con mis hermanos de mi congregación, la Iglesia Fort George, Amantisímos.  No existe temor de golpes bajos ni tropelías fuera de contextos, no.  Es un mundo diferente que se evidencia una vez volvemos en busca de la raíz, y nos percatamos de que nada a cambiado.  El mundo se congeló en algún punto de ese conglomerado social, que sabemos tú y yo cuanto le amamos, le extrañamos.  Son, en definitiva, parte de nuestro espacio, sangre, vida, alegría, sufrimiento y vivencias. 
 
Iglesia Fort George
Creí considerarme capaz de lidiar con el cúmulo de situaciones que me depara ese retorno y acepté el reto, sin vacilar.  Dispuesto a llenar mi cometido.  Trabaje con amor sin mirar los errores, los sinsabores y todo cuanto debía entregar en esa nueva cuota (como que no fuera bastante las que ya he depositado en pago al desarrollo de mi pueblo y gentes).  Logré el cometido.  Se hizo el trabajo.  Resultado?.  Bueno.  Según el punto de vista de cada interesado: actuantes, espectadores, los simplones y los que sinceramente se unen al propósito y junto contigo marchan entonando la canción del trabajo. Es decir, ángulos diferentes que generan igual cantidad de diferentes opiniones.  Con ese toro tenemos que lidiar.  Y el resultado es esta estúpida diatriba, estéril por demás Lo que hago es poner los puntos sobre el lugar que le corresponde.  Nunca he iniciado un ataque frontal (no son capaces de resistir, te lo aseguro)
 
Sin embargo, tengo que ponerme el traje de pelea atendiendo las circunstancias, porque he bajado a ese terreno y es prácticamente imposible educar a un joven que está en la primaria con los conocimientos de cátedras universitarias.  Deben vivir un proceso de adaptación y asimilar ese proceso; y, uno debe educarle a a tono con sus expectativas, en su lenguaje y actitudes.  Es darle, como ejemplo, a un equipo eléctrico diseñado para el voltaje de 110 y nos equivocamos y le insuflamos 220.  Que sucede?.  Claro!..., pues. Se funde.
 
Así es la ingienería social, querido.  Aplicar una profilaxis social con recetas avanzadas, el cuerpo no la resiste.  La sociedad es un cuerpo que es tan enfermo como el físico y los males se extirpan por sectores o áreas con sus medicamentos apropiados a esas necesitades o áreas.
 
Por todo lo expresado.  Debo decender a esta vocinglería porque he logrado crear grupos que ya piensan diferente y vamos haciendo cosas y en definitiva, van a mejores resultados.  Cree, que lo que hacemos es generar la inquietud y motivar el cambio.  Se está logrando.  Te puedo garantizar que la sangre no correrá al Birán.  Que vá.!  Sí, se estropearán unas cuantas arrugas y algunos se verán desmontados del altar de líderes; pero el saneamiento se producirá.  Esa es la guerra.  Unos triunfan, otros, lamentablemente, perecen.  Te garantizo, querido hermano, que yo no pereceré y será larga la línea de los caídos.  No me genera placer, antes por el contrario, un poco de pesar; pero el cirujano usa el bisturí inefablemente con arte y pericia.  No deja de usarlo.  Es el imperativo para salvar el caso (llamémosle así, por decir algo).
 
Sólo cuando sacas la cabeza, se de tí.  Me tienes olvidado -te reclamo-.  Te comprendo, estás en tu misión que siempre he apoyado espiritualmente.  Mis invocaciones siempre piden al Altísimo por tí, por tu buena salud física y mental, por tus aspiraciones y progreso.  Porque hoy como ayer, te sigo amando con el amor cristiano de la fuerza y el poder del Dios vivo, radicado en mí, profundamente.  
 
Deséame suerte.  Mi conciencia está tranquila, porque soy un hombre de recto pensar y no existe fuerza en este mundo que pueda amilanarme.  Todo lo puedo en Cristo, que me fortalece.  Amé, amén.
 
Tu hermano, 

Justo Luperon (Frank Adolfo)